| Descripción |
Cacillo de metal compuesto por un mango que remata en un pequeño depósito cilíndrico de boca circular.
Este cacillo, utilizado para fundir el plomo con el que posteriormente se confeccionaban las balas, postas o perdigones, pertenece a un estuche que contiene en su interior una pareja de pistolas de duelo y todos los accesorios necesarios para su mantenimiento y uso, fabricado por el prestigioso armero francés Gastinne Renette.
El origen de la casa Gastinne Renette podemos situarlo en 1812, cuando el arcabucero Albert Renette se instala en los Campos Elíseos y posteriormente se une al militar retirado Louis Gastinne. Ambos fundan una fábrica y comercio de armas especializada en pistolas de duelo. La calidad de las armas ofrecidas por Gastinne y Renette les proporcionó un gran éxito que iba a durar más de un siglo. Los duelistas acudieron a comprar sus armas de duelo y accesorios de caza a esta fábrica que tuvo el honor de tener entre sus clientes a grandes figuras del Estado. La Casa Gastinne Renette se convirtió también en proveedor oficial de Napoleón III y de la Corte Imperial, así como de la Casa Real española, llegando a ser nombrado con el título de: "Gastinne Renette à Paris, Champs-Élysées, Canonnier arquebusier de l´Empereur, du Prince Imperial, de la Reine et du roi d´Espagne".
El honor se convirtió en un valor primordial en la sociedad del siglo XIX. Por ello, cuando existía una ofensa que se consideraba había de ser vengada, el ofendido o deshonrado debía batirse en duelo. A partir de ete momento se ponía en marcha un protocolo, instituido ya desde la Edad Media, que debía determinar la organización del enfrentamiento: designación de los padrinos, la hora, el lugar, las armas, el procedimiento, los testigos, los médicos que asistirían al desafío, etc. Ya que estos actos eran ilegales, solían llevarse a cabo al amanecer y en un sitio discreto y apartado, vistiendo los combatientes con la indumentaria establecida para estas ocasiones: traje con levita negra y sombrero de copa.
Los duelos podían ser a primer disparo, disparándose generalmente al aire para salvar el honor; a primera sangre, que se prolongaba hasta que alguno de los participantes fuera herido, o a muerte, que concluía con el fallecimiento de uno de los duelistas. Una vez concluido el duelo, el honor de los contendientes había quedado limpio.
(Catalogación: Mercedes Rodríguez Collado, 2022)
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